27/1/12

La justicia española, putrefacta.

En efecto. 
Perdamos los valores más elementales, desechemos nuestra capacidad de uso de razón y condenemos al hombre que al margen del silencio acordado erróneamente en la transición democrática ha insistido en esclarecer los crímenes del franquismo, al que ha hecho hincapié en el recuerdo de las atrocidades cometidas con el fin de no repetición de las mismas.
Encarcelemos así a aquel que en la década de los 80’s & 90’s promovió una nueva actitud hacia el narcotráfico y concretamente de cara a los contrabandistas gallegos en la aclamada operación Nécora a partir de la ejecución de la cual se tomó conciencia del verdadero problema que representaba el consumo de drogas.
Acabemos con la trayectoria profesional de quien ha tratado de esclarecer tramas de corrupción como la presente en el conocido caso Gürtel.
Hagámoslo y daremos entonces muerte definitivamente al verdadero espíritu de la democracia, a los útimos atisbos de la justicia por la cual entre otras cualidades debería estar caracterizada: convirtámosla en la decimoctava rosa, arrojémosla a ella también a la fosa común de los olvidados.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimada Atenea:

¿Por qué no puede ser juzgado un juez que se autosituó por encima de la propia justicia haciendo verdaderos alardes de algo tan caciquil como la personalización del poder? ¿Debemos aspirar a ser gobernados por las leyes o por los hombres?

ATENEA LUANA dijo...

Según tengo entendido, este señor no ha cometido ninguna ilegalidad. La ley puede ser interpretada de diversas formas.

Anónimo dijo...

Si, como dices, es cierto que no ha cometido ninguna ilegalidad, no hay de qué preocuparse. Para algo están los jueces.